La Transparencia de su mirada

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Nunca olvidaré la trasparencia de su mirada,
aunque su imagen se diluye ya…
Si fuera una princesa, y no una niña abandonada,
si la inteligencia fuese mi sello, y mi esbeltez de mariposa.
Mis andares no tuviesen ese peso de complejo,
y mis ropas no fuesen harapientas.
Las palabras que no te dije, fuesen arrancadas por la cordura,

y la delicadeza de un ángel mis pisadas.

Entonces ¿Qué hubiera sido diferente?
Qué de los besos que te robé en sueños en mi almohada,
bocanadas de humo inhaladas en mi mente,
suspiros inocentes flotando en el aire.
¿Qué hubiera ocurrido?
¿Para qué querer saberlo?
Todavía la sabiduría tiene algo que decir:
Cuando se disipan los sueños, pero la realidad los suple con creces,
lo llenan todo; se convierten en armonía y complicidad.
El amor imaginado es tan efímero, tan pequeño,
frente a la inmensidad del ancho mar; que lo que anhelabas;
no es sino, una brizna de la verdadera felicidad.
Qué bueno vislumbrar una luz en el horizonte,
qué me hace brillar; sin complejos, libre, amada, dichosa.
Esposo mío, tú eres esa luz, haces que el camino transitado,
tomada de tu mano, sea un regalo inmerecido.
​No puedo evitar que venga a mi mente este verso de Bécquer :
«Como dos gotas que se encuentran y armoniosas se abrazan».
Dámaris María (7 octubre 2018)

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